Vivir sin Dios me parece un acto descabellado. Sin embargo, es fácil dejarnos llevar por nuestra desidia, comodidad, vicios, ceguera, aburrimiento, pereza… que nos alejan de Él y nos conducen a la desesperanza y al vacío. Ese es el regalito con el que nos carga el pecado, la desaparición de la gracia santificante. Hay un relato que cada vez que lo leo o escucho me sobrecoge. Es una imagen de una playa con una pareja de huellas y que en determinados tramos desaparece una de ellas. Representa el camino recorrido por una persona que está repasando con Dios su vida echándole en cara que en esos momentos de dificultad por los que pasó Dios le dejó sólo. Dios le insta a observar de cerca las huellas donde parece que le abandonó y la persona observa que son más profundas. En esos momentos era Yo quién te llevaba en brazos y por eso las huellas que desaparecen son las tuyas.

No hay en la historia de la humanidad prueba documental y contemporánea más abundante que la relativa a Jesucristo. Ningún historiador que se precie puede dudar de su existencia y los escritos avalados por diversidad y cantidad de testigos fidedignos verifican Su resurrección. 

Es inconcebible pensar que un hombre que no fuera Dios como afirmó y dio testimonio, haya podido fundar una Iglesia como la católica con la dimensión que tiene en el siglo XXI. Este hombre fue crucificado, sus pocos seguidores se dispersaron y huyeron tras su muerte, pertenecía a la raza judía que lo desdeñó y le condenó a la muerte más vergonzosa y denigrante para una persona en su época y además el pueblo judío estaba bajo el dominio de Roma. No se puede explicar la pervivencia y expansión de la Iglesia Católica desde el punto de vista humano.

Hay una confusión ventajista en los razonamientos de la sociedad actual respecto a la intervención de Dios en nuestras vidas que nos lleva a pedirle cuentas de las desgracias o dificultades de la vida, cuando son resultado de nuestras acciones en libertad.

  • Hay personas que se apuntan al club de los cristianos para vivir una vida mejor sin sufrimiento ni dificultades. Cuando llegan éstas le echan en cara a Dios que ellos tienen el carnet y que para eso no siguen en el club.
  • Hay personas que llevan su vida a su antojo cumpliendo con la ley, básicamente ir a misa los domingos, marcar la X en la renta, incluso tener una suscripción mensual, celebrar los sacramentos… pero sólo porque socialmente te sitúa en una determinada posición que te identifica como decente o distinguido.
  • Hay personas que justifican su alejamiento de la Iglesia porque Dios permite los males del mundo, porque la jerarquía no responde a sus cánones humanos o vete tú a saber y se entienden directamente con ese dios, de tú a tú.
  • Hay personas que se apuntan al club de moda y que son muy piadosas cuando la sociedad es piadosa, son modernas cuando la sociedad es moderna, son progresistas cuando la sociedad es progresista, son…
  • Hay personas que viven sin preocuparse de si existe o no Dios, viven bajo sus normas y condiciones. No necesitan pensar más allá del día a día o del coche que me voy a comprar o el espectáculo al que voy a asistir o…
  • Hay personas que como decían Celtas Cortos en la canción del 20 de abril del 90, hacen lo que les gusta y no se cansan pero están vacíos. Sin Dios es fácil.

Dios tiene un plan para cada uno de nosotros desde la eternidad. Mi yo perfecto soñado por Dios está en su mente desde siempre. Llegar a serlo depende de mí exclusivamente. Soy yo el que elegirá el camino y decidiré el hombre que llegaré a ser. Puedo ser lo que quiera, pero sé que si quiero llegar a convertirme en el ser que Dios creó, tengo que dejar acompañarme de Él para que me guíe. Donde me conduzca, sé que será donde seré el yo más feliz que podré llegar a ser, pero es mi elección.

Hay veces que he visto como en un destello una imagen mía, de cómo soy en la mente de Dios y me ha llenado de felicidad. Estoy convencido que ha sido una gracia, una consolación del Señor que me ha revelado cómo me ve Él, como me sueña, cómo me ha creado y pensado, y que es mi ideal. Si vivo en su presencia, si dejo que Él me guíe, mis elecciones me llevarán a ese Yo soñado para mí por Dios. Yo creo que todos los que en algún momento hayan reflexionado sobre el sentido de su existencia han podido tener una experiencia similar. La conclusión es evidente; mi felicidad no la puedo buscar en las cosas de este mundo, sino en el amor, en la entrega en la presencia y guía constante del Señor. Pero con todas estas gracias recibidas, con todo mi convencimiento del amor de Dios, que me cuida y me protege… cuantas veces vivo en mis miserias alejado de la Fuente del Amor. La estupidez del Yo.

Hubo una traición del hombre a su creador que cambió la historia de la humanidad, que rompió los planes de Dios para el Hombre. La dimensión de esta falta sólo la podemos ver en la respuesta de Dios. La Justicia de Dios exigía una reparación de esta culpa que nosotros juzgamos vana, y Su misericordia la restañó; nada menos que Dios Hijo se tuvo que encarnar, vestirse de corrupción haciéndose hombre, abajarse a una naturaleza limitada para aceptar su Pasión y Muerte en cruz. ¿Podemos pararnos a pensar cómo de serio se toma Dios el pecado? Él paga por nuestras culpas. Así de grande es Su amor.

Yo no creo que Dios sea un metomentodo que quiera condicionar la vida de cada persona. Al contrario, es nuestro creador, el que nos dio la libertad como bien más preciado, hasta el punto de poder negarle, abandonarle, renegar de Él. Siempre está a nuestros pies, acompañándonos, buscándonos. No por necesidad, sino por AMOR. Él nos quiere con un amor verdadero y siempre estará con los brazos abiertos para cuando queramos volver a Él. Nosotros sí que Lo necesitamos, sólo cuando Le hacemos hueco en nuestra vida podemos sentirnos felices a pesar de cualquier contrariedad.

Lucifer, el más bello espíritu, el ángel más perfecto se quiso crear Dios, quebró para siempre la cercanía con su Hacedor queriendo ser Dios. Desde entonces nos quiere atraer a él con el pecado. Su culpa no puede ser reparada como la del hombre, al ser sólo espíritu. No pensemos que no existe, porque existe, pero no queramos luchar con él porque perderemos. Hay que mirar a Dios y ponerse en sus manos en la tentación y pedir gracia.

Mi falta de Amor me lleva a engrandecerme y situarme como juez de los que con sus obras claramente rechazan a Dios. Acabamos de sufrir algunos un desencanto mayúsculo con los resultados de las elecciones generales del 28A. Sánchez, Otegui, Junqueras, Iglesias a la hoguera, me sale. Sin embargo, Dios es tan grande que ama sin peros a los citados personajes y está a sus pies y está llamándoles sin molestarles como a mí y les quiere en Su Reino para toda la eternidad; sólo necesita su sí. No es broma, el primer santo en entrar en el cielo fue San Dimas, del que decimos el Buen Ladrón, pero su vida en la Tierra fue un bandido cuyos actos le condujeron a la condena a muerte en cruz. Bastó una mirada del Señor para su conversión y acceso al cielo.

¡Que gran lección!

Última modificación: 01/05/2019

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