Mi cabeza es un nido de avispas al que le acaban de dar con un palo. Concentrado en el arranque de mi plataforma de trans-formación para la ESO en los últimos 2 meses, no he encontrado el momento de sentarme a escribir. Cabreado por el asalto a las libertades perpetrado por este ejecutivo comunista e impotente ante la falta de liderazgo del principal partido de la oposición, que está a por uvas. Insisto en que la única acción patriótica sería ponerse a las órdenes de VOX y recomendar a sus votantes que todos sus votos sean redirigidos a esta formación política. ¿Qué decepción la del Sr. Casado!

Pero quería reflejar mi experiencia vital que supongo coincidirá con muchos más. Tenía 14 años cuando murió Franco y no supuso para mí ni alegría ni tristeza, sencillamente mis preocupaciones estaban en otras cosas. Es posible que uno o ninguno de mis compañeros leyeran entonces el periódico o estuvieran pendientes de la actualidad política. Mis preocupaciones estaban centradas en el colegio y los amigos, el deporte y la familia. No padecí ninguna represión por parte del Movimiento -que ni sabía que existía-, mis padres tampoco. Papá, funcionario del Estado, que sacó las oposiciones de Inspector de Prensa, alguna vez siendo yo mayor si comentó algo respecto a la censura, pero nada de represión o persecuciones. Mamá, ama de casa, crió y educó a sus 6 hijos sin aspavientos y con mucho cariño. Ya de mayor descubrí su verdadera fortaleza y grandeza de carácter. No recibimos privilegio alguno al contrario que la mayoría de los actuales dirigentes que vienen de familias franquistas, favorecidos de prebendas y carguitos y que toda su vida han vivido apesebrados. ¡Franco, Franco… Sánchez, Sánchez, Sánchez! Siempre aclamarán al que está el poder mientras les sigan llenando los bolsillos. Como Groucho, en Love Happy, siempre dirán Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros.

No sé por qué, pero nunca estudié el siglo XX. La Guerra Civil, la Primera y Segunda Guerra Mundial, no figuran entre los contenidos estudiados. Las ideas que nos quedaron entonces fue de que Franco dio un golpe de Estado y continuó con una dictadura de 40 años persiguiendo la cultura. El resultado es que en el 82 votamos enardecidos al PSOE convencidos de que en el mundo nos mirarían con respeto y por fin seríamos libres. Yo caí de nuevo en el error en el 86 convencido de que todas la corrupción y enriquecimiento de los de camisa de franela era un ataque de los franquistas. Por eso, ahora entiendo que haya jóvenes que compran la propaganda socialista y comunista y les votan.

Ahora a mi edad, con perspectiva de estos años y algo más de información veo más los aspectos positivos del periodo dictatorial que las etiquetas que los progres -antiguos franquistas acérrimos- han clavado en nuestras frentes. La realidad es que los golpes sucesivos fueron de las izquierdas que no admitían las derrotas en las urnas, que quisieron hacer de España un bastión del comunismo y que con todos los ases en la manga perdieron una guerra que provocaron. Que la violencia innata yace en las venas de tanto dictador de izquierdas que no admite que les lleven la contraria y que desde pequeños tienen el don de la propaganda, cargando a su enemigo de sus propios defectos y taras. Que en la mente de Franco estaba levantar a España, propiciar su recuperación de una República nada democrática y liberticida, que su lucha por mejorar infraestructuras, dar una asistencia médica universal creando la Seguridad Social, proponer unas becas que dieran oportunidades de progreso a las clases más desfavorecidas que no podían pagar los estudios de sus hijos y hacerlo todo sin los impuestos coercitivos que padecemos hoy. No nombró a su sucesor en la familia, como hacen esos deshechos de hombre, dictadores comunistas que se perpetúan sin recato; al contrario, permitió y propició un cambio de régimen desde la dictadura a la democracia, pero desde la ley a la ley. Los aspectos negativos de su régimen que no viví y que fue superado, creí que definitivamente, en los abrazos del 78, se me han olvidado si alguna vez los supe. La triste realidad es que los mismos rencores y fobias que provocaron la Guerra Civil del 36 en esos corazones corrompidos del socialismo y comunismo perviven en los sátrapas que desde Zapatero han vuelto a traer a nuestra actualidad. Sufrir esas mismas tácticas, actos y abusos de entonces, que perpetran hoy día a día, sobre todo desde el 2004, sus herederos socialistas, que se llenan los bolsillos a manos llenas, entierran su corrupción, someten a la justicia y violan nuestras libertades sin titubeos, me ratifica en que se está repitiendo la historia y esta vez parece que sin oposición.

El rodillo socialista, que es liberticida y dictatorial, impulsado por unos medios de comunicación cobardes y sumisos, amancebados por el poder político arrasan las instituciones, corrompen lo que tocan y nos llevan a un régimen comunista vestido de democracia y libertad. No existe un socialismo democrático y decente. Esos referentes cercanos han sido comedidos y sólo quisieron enriquecerse ellos; y lo lograron. Los de ahora, además de la pasta les pone el poder y la adoración. Y no se van a parar ante nada; sólo si son vencidos se irán, pero son tales las tropelías cometidas que su alternativa es poder omnivoro o cárcel perpetua.

Si quitas la posible demagogia y clichés mamados de buenos y malos, explotadores y explotados, estoy seguro que Corcuera y yo, o Leguina y yo coincidimos en el 80%. Igualdad de oportunidades, protección al desfavorecido, respeto a la persona y sus ideas, trato amable, persecución al delicuente, admiración del talento y promoción del mérito, propiedad privada y vivir bajo el imperio de la ley, libertad de culto y justicia independiente.

Tenemos la obligación de derrotar a esta dictadura comunista que nos roba la libertad y dinamita el futuro de nuestros hijos. Las armas deben ser la ley y la justicia, el parlamento y Europa, la Corona y la prensa. No podemos descansar ningún día y ser constantes en la lucha de ideas y en la denuncia constante ante el mundo de las tropelías de este gobierno comunista y terrorista.

Creo que todos los españoles excepto los que viven de la política, esa casta parásita, queremos vivir de nuestro trabajo, disfrutar o sufrir con nuestros amigos y familiares, poder disfrutar de todas y cada una de las tierras que forman nuestra querida España, poder pasear y tomarnos una cañita en el bar de la esquina con una gamba a la gabardina, alguna vez salir a cenar elegantes a algún restaurante más caro y selecto, un viajecito al extranjero, al cine, al teatro, a un concierto, a un museo de vez en cuando y sentir el orgullo por nuestros hijos y sus logros. El sol, la luz y la diversidad de paisajes, la riqueza cultural el trato personal con la gente, un mus a tiempo y una copita de coñac con los amigos sintiéndonos los campeones del mundo, unas risas desenfadadas son los placeres cotidianos que queremos tener y olvidarnos de tanto arribista político. Tal cual como cuando tenía 14 años. Apostamos por la vida y no por la farsa impostada por esos aprovechados y chupasangres que nos quieren imponer.

¡Viva España!

NOTA. Empecé este artículo en octubre y lo acabo hoy.

Última modificación: 17/11/2020

Autor

Comments

Comentarios

Escribe una respuesta o comentario