La superliga
La superliga

Me he quedado de piedra al ver la evolución que ha seguido la idea de crear una liga de los principales clubes europeos sin alterar las otras competiciones locales e internacionales actuales de la UEFA. Es más, aunque las altere o alterare, ¿me puede decir alguien por qué una serie de clubes privados e independientes no pueden iniciar un negocio y venderlo? Desde cuando tengo que pedir permiso para tomar cualquier iniciativa empresarial dentro de la ley.

Por eso, el revuelo y demonización provocado por los monopolios futbolísticos y tomado como propio por todos los agentes ajenos a la iniciativa, me deja estupefacto. La idea de ofrecer partidos de máximo interés a los aficionados cada semana, me parece atractiva y atrayente. Es un valor añadido que no quita nada a nadie. Y si lo quita, en un mundo libre y abierto, somos los consumidores los que marcaremos el éxito del producto. Si yo soy aficionado del Salamanca y no me pierdo ningún de sus partidos, el ver un Liverpool-Juventus entre semana, ¿me impide seguir viendo a mi equipo?

Por otro lado, si perjudica a las ligas locales o internacionales existentes, ¿por qué me pides cuenta a mí, que participo en esta superliga? Y si decido mañana abandonar las otras competiciones en las que ahora participo, ¿por qué me tienes que demonizar? Este miedo a la libertad de empresa y esta facilidad de condenar y ajusticiar a la competencia me asusta. no el hecho de que los aparentes perjudicados se rebelen, sino que convenzan al resto del mundo en que son desinteresados y que sólo velan por el interés general. Como dos ejemplos que desvelan su hipocresía, la prensa ha publicado la subida de sueldo de Tebas – un 36% en plena pandemia hasta los 3,44M€- y el de Ceferin – +450.000€ del ala hasta los 6,7M€-. En fin, unos angelitos que sólo se preocupan por nuestro bienestar. Al mismo tiempo que se subían los sueldos se los bajaban al resto de sus organizaciones.

Pongo este ejemplo, de la superliga, como escusa para comentar mi perplejidad ante el carácter del individuo actual. No sólo es un fenómeno español, es algo universal que reacciona de forma diferente a mi visión de la realidad. Es curioso que rápidamente los que detentan el poder se presentan como víctimas y preocupados por la plebe (o sea por nosotros). Se ponen la capa de pobres, solidarios, comprometidos con el débil, preocupados por la sostenibilidad, son ecologistas, proclaman la diversidad, no se olvidan de las minorías, son los defensores frente a los poderosos… cuando la realidad es precisamente todo lo contrario, que sólo velan por sus intereses, aumentan escandalosamente sus patrimonios, preparan al mundo para vender sus nuevos mantras de pingües beneficios para su inagotable codicia y cultivan su fructífera amoralidad. Pero, oye, nos inoculan sus supuestas virtudes y ocultan todos sus vicios con un éxito abrumador gracias a la complicidad de los medios de comunicación que también dominan y poseen.

En 3 días los madrileños vamos a votar por el gobierno y parlamento autonómico. Estamos viviendo una campaña de farsas, montajes, violencia y soflamas antidemocráticas protagonizadas por la izquierda. Sistemáticamente agreden a la derecha, que para ellos no son adversarios a batir en las urnas, sino enemigos acérrimos a los que exterminar y en la mayoría de medios venden que son las cabezas de los agredidos los que provocan con su presencia y los que se lanzan sobre las piedras y adoquines que pacíficamente vuelan por ahí pacíficamente. El individuo de hoy es esclavo de la propaganda, da por verdadero lo que publican los medios y vive del titular, de los memes y de las tendencias. No es capaz del silencio, le vence el esfuerzo de la reflexión y es perezoso para formarse un criterio propio basado en sus introspecciones. Ya le han escrito el decálogo de la felicidad en las redes sociales y vive en la comodidad de las mayorías.

Por eso me resulta inquietante la facilidad que tienen los que mandan en domesticarnos y ponernos a los que les puedan romper sus privilegios como carnaza a la que devorar sin piedad. ¿Cómo es posible que nos comamos vivo al portavoz de esta iniciativa y obviemos a sus socios de contrato?¿Cómo es posible que crucifiquemos a un club de miles de socios y veamos como colegas a multimillonarios dueños de clubes firmantes y no firmantes del acuerdo?¿Cómo es posible que premiemos a los traidores y denostemos a los leales?¿Qué locura estamos viviendo?. Y otra nota que no quiero dejar en el tintero, como insomne espectador de «El Chiringuito», en el que defensores de supuestos clubes modestos o menos exitosos, cargan con furia contra esta idea porque aducen perjuicios contra sus colores. Si fuera así, que para mi es indiferente, lo primero que tendrían que asumir es que los ingresos que reciben estas sociedades son muy superiores a los que recibirían si los grandes negociaran por su parte y que el prestigio y demanda que suscitan en el mundo estos menospreciados poderosos, son los que incrementan sus beneficios. Además, la propuesta presentada era una idea inicial sobre la que dialogar y aportar soluciones inteligentes a las posibles lagunas y efectos adversos que pudieran provocar en sus compañeros más modestos de viaje.

Tengo la esperanza de que estos tiempos de zozobra y carencias provocados por políticos y potencias económicas mundiales nos coloquen en una habitación vacía que nos despierte y nos incite a trabajar en una reflexión profunda. Necesitamos tomar la rienda de nuestras vidas y decidir por nosotros mismos, apelando a la lógica, a los hechos y al descubrimiento de nuestro propio yo, separando la propaganda de nuestras verdaderas necesidades e intereses. No necesitamos de los lobbys que viven a nuestra costa, ni vagos o iluminados que marquen nuestro destino. Y si intentas vivir como yo, con una perspectiva de vida eterna, siendo la terrenal sólo un suspiro que marcará tu verdadero futuro de felicidad, te acercarás un poco más a esa libertad verdadera que es nuestra más preciada riqueza.

Última modificación: 01/05/2021

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