El pasado 8 de junio pincho un enlace de un tuit de @hermanntertsch de un discurso de marzo de 2016 del presidente húngaro Viktor Orban. En este discurso, el presidente, habla de las cuotas de inmigrantes que cada país debe acoger como solución a este drama humanitario que venimos sufriendo en los últimos años. Comenta que esta solución, tomada por los burócratas de Bruselas, ni es solución ni es nada. Si nos fijamos en los titulares que la burocracia europea y la prensa progre transmite y se centra únicamente en el desenlace de este drama migratorio -muertes, sufrimiento, abandono, drama personal…- no cabe duda de que nuestra reacción debe ser la de ayuda y acogida, atender a la persona en ese punto de tragedia y parece lo mínimo que una sociedad decente debe hacer.

El problema es que esa actitud humanitaria en el último estadio de su periplo, conduce a acrecentar el problema migratorio. Con ello, no paras las avalanchas continuas que se repiten una y otra vez sin descanso. El problema es que las mafias que alimentan esta huida desde países más pobres siguen enriqueciéndose con el dinero de los migrantes y con las subvenciones de Europa. Detrás de muchas organizaciones, subvencionadas por fondos europeos, de rescate de náufragos, que aparecen como héroes, en realidad se esconden las mismas mafias que necesitan que siga llegando carne humana con la que justificar su presencia. Cobran en origen y en destino con la sangre de estas personas que vemos llegar en condiciones infrahumanas a nuestras costas. Y aflora nuestro sentimiento de culpa ante el drama humano.

La realidad que hay detrás es, que una vez salvada nuestra conciencia con esa acogida solidaria y que se ha blaqueado convenientemente en las televisiones, el drama sigue. Los emigrantes, utilizados de nuevo como titulares de nuestra bondad, son eliminados mediáticamente y ya podemos olvidarnos de que al día siguiente, y al siguiente, ya en la tierra prometida, van a seguir protagonizando su drama sin solución. Esto ya no importa.

El señor Orbán ponía de manifiesto que Europa no puede asumir la inmigración ilegal y masiva que se está produciendo, que el resultado de siglos de historia desde la civilización griega y romana y el espíritu cristiano, nos ha llevado a una sociedad de progreso y convivencia, con unos valores comunes y estilo de vida que no queremos ver destruidos. Es básico que se respeten las soberanías nacionales, es justo que se respete a los inmigrantes legales que cumplen los requisitos que se les exigen frente a esta barra libre de la inmigración ilegal. Si invitas a tu casa a cualquiera, es lógico que éste respete las normas de tu casa y no al contrario. Es evidente que estas actuaciones con alharacas de cara al titular agravan el problema migratorio y es una realidad que en estas entradas sin control se cuela mucha delincuencia.

Los complejos de nuestra sociedad por la prosperidad y la decidida estrategia progre y comunista de destruir la Europa cristiana, pasa por atraer millones de personas del mundo musulmán que creen sus propios guetos en nuestros territorios, sin aceptar nuestras leyes y reglas de convivencia, para dinamitar desde dentro ese estilo de vida. En terceras generaciones de esos inmigrantes afloran los sentimientos de odio y rechazo a Europa. Lo hemos visto y lo estamos viendo en Francia e Inglaterra, donde hay barrios musulmanes donde no entra ni la policía. En España, en Cataluña, se sigue la misma táctica para derrotar a la derecha. En países escandinavos y Alemania, la policía lleva ocultando las violaciones masivas a mujeres, menores de familias desfavorecidas por parte de hordas de inmigrantes ilegales de religión musulmana por miedo a la reacción del ciudadano europeo o que les acusen de islamófobos.

Y ante esta serie de hechos inapelables, la única respuesta que obtendremos de nuestros vecinos es que los que opinamos distinto y denunciamos la realidad, somos xenófobos, islamófobos, racistas y fascistas. Con ello, la conciencia de culpabilidad de nuestros acusantes es puesta a salvo ante la ideología totalitaria progre que establece el bien y el mal. Es claro que Europa, como continente rico, debe contribuir en la solución a las penalidades de muchas personas en continentes en guerra y pobres. La solución debe encontrarse en los países de origen para evitar esas guerras, las persecuciones que sufren de dictadores autóctonos y las hambrunas a las que son sometidos. Hay que crear mecanismos que aseguren que las ayudas humanitarias lleguen a las personas necesitadas y no se queden en el camino de dirigentes desalmados que se enriquecen a su costa. Permitir el libre comercio, invertir en recursos para que esas personas desesperadas puedan progresar en su territorio, ofrecerles la oportunidad de crear riqueza en origen es una solución más inteligente que obligarles a emprender una aventura peligrosa, hacia la tierra supuestamente prometida, utilizados por esas mafias despiadadas.

Y sí, estamos a favor de la inmigración legal y controlada que ofrezca un futuro a la persona que viene a trabajar y a prosperar.

VOX dice lo mismo que dijo Orbán y es acusado de extrema derecha, fascista, islamófobo, racista…

Última modificación: 05/07/2019

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