Parece que aún sin haber tocado poder real, al menos político, se van destapando estos días las vergüenzas de algunos dirigentes de Podemos. Rememoraba también el ambiente del año 82 cuando subió al poder el PSOE con Felipe González. Por aquel entonces recuerdo que respirábamos un ambiente especial de libertad, ruptura con la dictadura y la ilusión por derribar del trono a los poderosos. Pensábamos, entonces, la mayoría que ya había llegado la hora de eliminar los privilegios, abrir los cajones y limpiar debajo de las alfombras; y la izquierda se apoderó de las ideas de libertad, democracia, justicia… que aún hoy persiste en la sociedad española. No es que hubiera ninguna razón o hecho que lo demostrase, o sí, reconozco que me daba igual y lo que todo medio, cualquier información o declaración daba por hecho estos mensajes. No me preocupé entonces, en mi juventud, de ir más allá, de indagar o contrastar estos mensajes porque era la verdad que pululaba en el ambiente. 8 años después me desperté y me convencí que le habíamos entregado el país a personas con ansias de poder y de sustituir a los anteriores gobernantes y disfrutar de sus ventajas, privilegios y prosperidad; pero habían conseguido enriquecerse y para mi gran asombro seguían manteniendo la imagen de modernos, preocupación por lo social y demás monsergas.

Reconozco que no sabía ni había experimentado nunca los tentáculos de la dictadura. Mi padre era funcionario y mi madre ama de casa que lucharon toda su vida por sacar adelante a sus 6 hijos y nos regalaron la mejor educación que pudieron. En Madrid, mis últimos 5 años de colegio los hice becado en el colegio del Pilar; disfruté de una educación exquisita en conocimientos, en formación humana y religiosa y lo que más valoro es aprender lo valioso de la libertad, el respeto y la mente abierta a las ideas. Esto no significa una educación relativista en la que cualquier cosa es válida, al contrario, significa tener referencias, aceptar verdades y tener anclas muy claras del bien y del mal. Pero nunca he rechazado una buena discusión y confrontación de ideas basadas en el diálogo y el respeto pero con la razón de árbitro.

Todo esto lo menciono porque quizás, salvando las distancias, estábamos viviendo una situación parecida en cuanto a la ilusión de encontrar un nuevo salvador de España que rompiera con las costumbres y conductas tan arraigadas en la clase política de corrupción y ‘casta’. Y Podemos ha sabido capturar esas ilusiones generadas por el cansancio y el hastío y encabezar los que parecen van a ser nuevos gobernantes de mañana mismo. Sucede que, como en el año 82, éstos vienen a ser el relevo de los actuales para mantener la misma casta política con diferentes nombres. Esta vez, lo siento, no volveré a caer en la trampa.

Ya empiezan a aparecer señales de corrupción, maneras de ser de ‘no sabe usted con quién está hablando’, ‘sólo respondo preguntas pactadas’, veto a periodistas… Se descubren los modos de actuar del admirado dictador populista venezolano Chávez, tan admirado por su líder Pablo Iglesias, y sólo porque se empieza a vislumbrar por encuestas que pueden ser la alternativa de izquierdas que sustituye al viejo elefante del PSOE.

Es un tandem curioso el formado por Pablo Iglesias y su pareja Tania Sánchez, dirigente de IU y aspirante a liderar la demarcación de Madrid. Parece toda una operación que IU podría dotar de la infraestructura nacional que necesita Podemos para presentarse a las elecciones municipales y a las autonómicas pero ya veremos. De momento la reacción ante las informaciones publicadas en varios medios respecto a las actuaciones de Tania como concejal y a la venta de su piso VPO y las actuaciones de la productora de Iglesias, que parece ser una entidad sin ánimo de lucro y se comporta como una empresa normal, en vez de dar las explicaciones que demandan ellos a los gobernantes y responsables políticos de otros partidos, actúan de la misma forma que éstos.

En fin que todo lo comentado me lleva a lo que desde mi punto de vista no se está abordando de una manera convincente: la impunidad. Yo creo que éste es el verdadero problema, no la corrupción. La corrupción es la tentación del poder y debe estar salvaguardada por los controles adecuados, una separación de poderes y una aplicación de la ley rápida y sin privilegios. Pero, claro, durante estos 35 años los partidos políticos han construido su propio búnker de protección evitando la sanción al corrupto o al delincuente de su clase, construyendo privilegios para ellos y amordazando a la justicia e intentando controlar la prensa. Al final si desde el poder abuso y me lo lleva a casa, pago al partido y coloco a mis amiguetes y familiares sin consecuencias, resulta que España se convierte en mi cortijo en el que dispongo a mi antojo y no me atengo a ninguna ley que no sea la mía. Hasta institucionalmente, como en Cataluña, digo que me salto a la torera la constitución y la ley y amenazo con que se atrevan a decirme algo.

Yo no culpo a los partidos sino a las personas que los dirigen y establecen 2 niveles de justicia: dura para los pobres y nula para los del ‘club’. Si en vez de echarse a la cara el tú más, decidieran aplicar la ley y depurar al que la quiebra de forma sumaria hoy estaríamos respirando tranquilamente y preocupándonos por los problemas que afectan a nuestro día a día.