En medio de las pequeñeces por las que pasamos en estos días, la noticia más trascendente es la Resurrección de Jesucristo. Sin embargo, como inconscientes que somos, estaremos alabando a los políticos de turno que se han apoderado de nuestra vida. Se cumplirá de nuevo esa máxima de que lo urgente ocultará lo importante y lo dejará en el olvido. El gran problema por el que pasamos hoy en España, y también en el mundo, es que hemos matado a Dios. Unos, de forma eficiente y machacona con propuestas para demoler todos y cada uno de los principios que la civilización cristiana ha construido y son el fundamento de las sociedades modernas basadas en la libertad del hombre -claramente las ideologías marxistas y totalitarias de izquierdas disfrazadas de socialdemocracias- otros, con nuestra indiferencia y falta de acción, y que nos hemos dejado acoquinar por la progresía renunciando a dar testimonio y ser con nuestras vidas anunciadores de la buena nueva, siendo conscientes de no ser más que el Maestro, que murió en cruz.

El resultado es que el hombre de hoy ha perdido el sentido moral de su existencia, ha matado sus valores y vive convencido de que la religión católica es el opio del pueblo y por tanto la odia y la persigue. Curiosamente el islamismo es objeto de adoración, cuando en los países de origen funcionan como teocracias, la mujer está sometida al hombre y su inmersión en nuestros territorios suele derivar en terrorismo, odio a occidente e imposición de sus costumbres. Una locura.

La forma de recuperar el sentido común es la vuelta a Dios, sabernos en sus manos y mirar al prójimo con los ojos del que muriendo en la cruz, abrió las puertas del cielo a la humanidad. Yo sólo veo que tanta propuesta de solidaridad, tolerancia, aceptación de la diversidad… es un modelo de palabras que se lleva el viento soportado por voces que alientan el enfrentamiento, el odio al diferente, prohibiciones, persecuciones al que discrepa, totalitarismo, unicidad de pensamiento, sometimiento, injusticias sociales… Todo esta burla a la inteligencia pretende construir un mundo deshilachado falto de moral. Matamos la Caridad -de acción efectiva- que practicábamos y la reemplazamos por palabras hueras que sustituyen la original con el firme objetivo de no ponerlas por obra. ¡Hipocresía!

Vuelvo a lo urgente, porque creo que VOX se ha fijado en lo importante y apunta a ser la esperanza de que esa España Viva vuelva a recuperar sus raíces y poner la moral por encima de la política.

Finalmente, aunque debería ser inicialmente, voy a copiar el texto del Pregón Pascual de la Vigilia del Domingo de Resurrección, con la esperanza de que lo leáis y sea un punto de partida para este nuevo año que empezamos con la Resurrección del Señor. 

Exulten por fin los coros de los ángeles,
exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de Rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.

Goce también la tierra,
inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe entero.

Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.

En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces
y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
la deuda de Adán
y, derramando su sangre,
canceló el recibo del antiguo pecado.

Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.

Ésta es la noche
en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.

Ésta es la noche
en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.

Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.

Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.

¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!

Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,
doblega a los poderosos.

¡Que noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino!

En esta noche de gracia,
acepta, Padre santo,
este sacrificio vespertino de alabanza
que la santa Iglesia te ofrece
por medio de sus ministros
en la solemne ofrenda de este cirio,
hecho con cera de abejas.

Te rogamos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
arda sin apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche,
y, como ofrenda agradable,
se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso
por los siglos de los siglos.

Amén.

Última modificación: 05/07/2019

Autor

Comments

Comentarios

Escribe una respuesta o comentario