Es mi deseo. Vivir en una sociedad libre. Harto difícil lo está poniendo el gobierno liberticida que nos persigue. El papel de la administración pública es estar al servicio del ciudadano, sin embargo los privilegiados políticos han conseguido en estos años de aparente democracia, cambiar la perspectiva y poner al ciudadano como esclavo del político. Es a través del funcionario que no quiere líos o que quiere ascender, desde donde los usurpadores de la libertad ejercen su dictadura. Han asaltado todas las instituciones y medios de comunicación. 40 años de NO educación han cambiado la percepción y los valores del hombre. La dignidad, el honor, la justicia, la responsabilidad, la moral… han sido sustituidos por el interés propio, la codicia y el pelotazo. Está bien visto el éxito al precio que sea, el logro a costa de principios, el ascenso sustentado en la traición. El deseo prima sobre el esfuerzo, sobre el trabajo constante, sobre la superación de obstáculos por el tesón y la dedicación. Hemos creado hombres blanditos, irresponsables y oportunistas que hacen el juego a los poderosos con tal de adquirir una entrada en el club del privilegiado.
El talento, la creatividad, la responsabilidad, la valía y la honorabilidad del resto de la sociedad está subyugada, está postergada y mal pagada. No hay sitio para los jóvenes que en esta opresión han salido adelante bien preparados, con ilusión por labrarse un futuro y llevar a la sociedad a un futuro mejor. Ese camino está cerrado. El profundo sectarismo de la ideología de izquierdas, el totalitarismo de pensamiento impuesto, los complejos de la derecha por no se sabe qué, han derivado en dictadorzuelos con poderes omnívoros disfrazados de libertadores y defensores de los desfavorecidos. La carretada de serviles que arrastran, mantienen su estatus e impiden que haya sangre nueva en la cúspide con ganas de servicio a los demás, con nuevas ideas que alienten la iniciativa privada, auténtica generadora de riqueza y bienestar de una sociedad.
Nos han convencido de que es mejor cobrar un sueldito por no trabajar, y un sueldazo por decir sí, bwana a sus designios, nos han convencido de que el sexo, ellos dicen género, determina la idoneidad y la justicia; han retorcido lo simple, creando identidades ficticias con todo tipo de apelativos y así justificar las subvenciones y subvenciones interminables que compran sus futuros votantes. La persona y los problemas reales de una minoría que demanda atención y cuidados es corruptible y convertible en arma arrojadiza contra el disidente. Son expertos en etiquetar y dejar marcado al enemigo. La estrella de David en el pecho ahora es variopinta: fascista, machista, homófobo, xenófobo… sirven para identificar al contrario y dejarle marcado para ser objeto de cualquier ataque y atrocidad; el agresor será absuelto y considerado como héroe y luchador por la libertad y los derechos humanos. Han convertido al empresario que arriesga su patrimonio en explotador maligno del trabajador. Por el contrario el sindicalista que no ha dado un palo al agua en su vida, que vive de la subvención, colegueando con el poder y torpedeando el futuro de sus representados, es también un referente para ellos. Estos días leía un tuit de algún sanitario en el que decía «el coronavirus se debe estar yendo porque empiezo a ver por el hospital a los sindicalistas».
Somos una sociedad adormilada, nada dada a la lucha por la libertad, que dice ¡a mí no me pasará!… pero ya nos está pasando. Estos fascistas que nos gobiernan ya lo están haciendo, gastando y gastando en sus amigos, creando estructuras clientelares que les asegure el voto y mantener la farsa de una democracia, hundiendo las posibilidades de riqueza, ahuyentando al capital inversor, aumentando la deuda del país, llenándose los bolsillos a manos llenas y ahogando a la oposición con sus culpas.
Con su arte propagandístico y unos comunicadores sectarios y millonarios que ejercen de altavoz y construyen LA VERDAD, el poder omnímodo de los sociópatas, desalmados y amorales gobernantes -y de los serviles que les acompañan- nos llevan al matadero. Es tiempo de miedo donde no es aconsejable abordar ningún riesgo. Pero si nos dejamos dominar por ese miedo acabarán con nosotros, sin duda.
Si eres una persona normal que no estás bajo el paraguas del poder y estás pensando en comprarte un coche, una casa, mejorar una vivienda, hacer un viaje… con tu dinero bien ganado que ha pagado sus impuestos… ¡párate! Vienen tiempos inciertos en los que serás objetivo prioritario del poder. Van a por ti sin tapujos y sin vergüenzas. Cualquiera que pueda pensar y tener independencia de su apisonadora se convierte en enemigo a batir. No quieren prisioneros que mantener, quieren enemigos muertos, mayores ya inservibles abandonados, una clase servil amamantada razonablemente que les acolche y una gran masa borreguil mantenida con lo mínimo y sin posibilidad de crítica para implantar este comunismo clásico que les permita seguir viviendo a cuerpo de rey a costa de todos.
Me siento impotente y desarmado sin saber cómo actuar. Es evidente que deseo que esto se acabe y derrotemos por la ley a estos delincuentes de guante blanco. Sigo apoyando a VOX, por ello, porque son los guerreros que con armas democráticas están haciendo frente al MAL, encarnado por Sánchez, Iglesias y compañía ¿Te vas a quedar parado?
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